La extraña llamada
Esta mañana, me encontraba en la Audiencia Nacional por motivos de trabajo. Y la verdad la mañana dio para mucho, pese a que el propósito para el que fui se suspendiera por circunstancias que no quedaron muy claras. Aunque claro... que se suspenda un señalamiento judicial para practicar una prueba, es de lo más normal del mundo en mi país. Luego nos quejamos de la lentitud de la justicia, claro. Lo que ya me dejó descolocado de sitio, fue UN RUMOR, que una simpática funcionaria, con la que tuve el honor de compartir la máquina expendedora café, me comentaba lo que sucedió el viernes de la semana pasada a la hora del café; y que es la comidilla de todo el edificio. Es más, para echarle más gasolina al fuego... , un Fiscal de Sala, que esperaba conmigo en el pasillo del Juzgado, me comentó nuevamente EL RUMOR con indignación supina lo sucedido aquella mañana del viernes.
El hecho en cuestión es que se han sucedido algunas llamadas no esperadas en la Audiencia. No son fantasmas, no. En concreto, el rumor se trataría de una llamada de un miembro del Gobierno a una Juez de la Audiencia Nacional para interesarse por un caso. La historia comienza el pasado viernes, cuando la juez Teresa Palacios recibe una inesperada llamada a su despacho del ministro de Defensa, José Bono, para interesarse por el estado de un asunto. ¿Y por qué asunto se podría interesar Bono? Pues por aquél del que ha hecho bandera. El Yak-42.
Pongamos en claro los antecedentes: El 9 de julio, y según consta en hemerotecas, el Fiscal General del Estado, Cándido Conde Pumpido, ordenó al Fiscal Jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, que respaldara la petición formulada por los familiares de las víctimas del Yak-42 para que se investiguen las circunstancias en las que se produjo la identificación de los cadáveres. Anteriormente, Conde Pumpido se había opuesto a que la Audiencia se hiciera competente en el caso. Sin embargo, no se sabe aun el porqué, se produce un cambio inesperado de criterio en cuanto a la competencia del Audiencia nacional para poder hacerse cargo del tema, por lo que de la noche a la mañana, lo que era imposible, se vuelve realizable ¿Quién movió los hilos? Tal vez sea la pregunta del millón de dólares, a la cual no puedo contestar, porque no sé la respuesta. Una vez sentada la competencia jurisdiccional, el pasado jueves se producía el primer paso en el proceso. El Juzgado Central número 3 de la Audiencia recibió el escrito en el que se pedía la apertura de diligencias previas. Al frente de este juzgado se encuentra la juez Teresa Palacios. Hasta aquí, nada que no se sepa ya por prensa.
Un día después, se habría producido el sorprendente hecho que nos ocupa. Teresa Palacios habría recibido la llamada del ministro de Defensa, José Bono, para interesarse por el asunto. Algunos estamentos de la Audiencia están que echan humo. Pero eso no es lo malo de todo, es que el asunto es mucho peor de lo que puede parecer, ya que es un hecho muy grave, más si dicho rumor es una verdad como un templo.
Pongamos en claro el significado y gravedad del hecho. De ser, el hecho de que un funcionario público, en este caso un Ministro, se ponga en contacto con un Juez para interesarse por una actuación que sea de su conocimiento, es irregular. El Código Penal contempla en su artículo 508.2 esta figura como atentado contra la independencia de los Jueces, refiriéndose a la autoridad o funcionario administrativo o militar que dirija instrucción, orden o intimidación relativas a causas o actuaciones que estén conociendo. Vamos, que en lenguaje llano es una intromisión en la independencia judicial, en el trabajo de la juez y se podría entender también como una presión del Gobierno sobre el órgano judicial. ¡Vaya con Bono!
El Código Penal recoge que la pena prevista para estos casos es de prisión de uno o dos años, multa de diez meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de dos a seis años. Y yo me pregunto: ¿Será posible que un abogado como José Bono haya cometido semejante error"? ¿Es esta actitud posible en una democracia? ¿Será este rumor que corre como la pólvora fiel reflejo de la realidad? ¿Es esto una expresión de ese nuevo talante palabra que oímos a todas horas y repiten tan machaconamente- que tanto predican y tratan de vendernos?
Si nos atenemos al refranero, no hay duda: Cuando el río suena agua lleva, aunque sea en forma de botellín de Riofrío, al lado de la Audiencia.
El hecho en cuestión es que se han sucedido algunas llamadas no esperadas en la Audiencia. No son fantasmas, no. En concreto, el rumor se trataría de una llamada de un miembro del Gobierno a una Juez de la Audiencia Nacional para interesarse por un caso. La historia comienza el pasado viernes, cuando la juez Teresa Palacios recibe una inesperada llamada a su despacho del ministro de Defensa, José Bono, para interesarse por el estado de un asunto. ¿Y por qué asunto se podría interesar Bono? Pues por aquél del que ha hecho bandera. El Yak-42.
Pongamos en claro los antecedentes: El 9 de julio, y según consta en hemerotecas, el Fiscal General del Estado, Cándido Conde Pumpido, ordenó al Fiscal Jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, que respaldara la petición formulada por los familiares de las víctimas del Yak-42 para que se investiguen las circunstancias en las que se produjo la identificación de los cadáveres. Anteriormente, Conde Pumpido se había opuesto a que la Audiencia se hiciera competente en el caso. Sin embargo, no se sabe aun el porqué, se produce un cambio inesperado de criterio en cuanto a la competencia del Audiencia nacional para poder hacerse cargo del tema, por lo que de la noche a la mañana, lo que era imposible, se vuelve realizable ¿Quién movió los hilos? Tal vez sea la pregunta del millón de dólares, a la cual no puedo contestar, porque no sé la respuesta. Una vez sentada la competencia jurisdiccional, el pasado jueves se producía el primer paso en el proceso. El Juzgado Central número 3 de la Audiencia recibió el escrito en el que se pedía la apertura de diligencias previas. Al frente de este juzgado se encuentra la juez Teresa Palacios. Hasta aquí, nada que no se sepa ya por prensa.
Un día después, se habría producido el sorprendente hecho que nos ocupa. Teresa Palacios habría recibido la llamada del ministro de Defensa, José Bono, para interesarse por el asunto. Algunos estamentos de la Audiencia están que echan humo. Pero eso no es lo malo de todo, es que el asunto es mucho peor de lo que puede parecer, ya que es un hecho muy grave, más si dicho rumor es una verdad como un templo.
Pongamos en claro el significado y gravedad del hecho. De ser, el hecho de que un funcionario público, en este caso un Ministro, se ponga en contacto con un Juez para interesarse por una actuación que sea de su conocimiento, es irregular. El Código Penal contempla en su artículo 508.2 esta figura como atentado contra la independencia de los Jueces, refiriéndose a la autoridad o funcionario administrativo o militar que dirija instrucción, orden o intimidación relativas a causas o actuaciones que estén conociendo. Vamos, que en lenguaje llano es una intromisión en la independencia judicial, en el trabajo de la juez y se podría entender también como una presión del Gobierno sobre el órgano judicial. ¡Vaya con Bono!
El Código Penal recoge que la pena prevista para estos casos es de prisión de uno o dos años, multa de diez meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de dos a seis años. Y yo me pregunto: ¿Será posible que un abogado como José Bono haya cometido semejante error"? ¿Es esta actitud posible en una democracia? ¿Será este rumor que corre como la pólvora fiel reflejo de la realidad? ¿Es esto una expresión de ese nuevo talante palabra que oímos a todas horas y repiten tan machaconamente- que tanto predican y tratan de vendernos?
Si nos atenemos al refranero, no hay duda: Cuando el río suena agua lleva, aunque sea en forma de botellín de Riofrío, al lado de la Audiencia.
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